Diseño integral. Arte Casellas. Mandala de Gloria GonzalezYa cuando hablamos de nuestra “red de amistades”, nos referimos a ella como “círculo de amigos”. Ahora bien, ¿por qué un “círculo” y no un “cuadrado” o un “triángulo”?
Piensa en algunos elementos de la naturaleza, tales como un planeta, una margarita o un óvulo. Fíjate en cómo se expanden las ondas o cuál es la forma de las gotas de lluvia, de los rosetones góticos, de los iglús, de las cuevas… ¿Qué tienen en común todos ellos?


Ahora visualiza algunos dibujos animados clásicos, seguro que recuerdas las películas de Disney. Observa las formas armónicas y redondeadas de los personajes “buenos”, y  las formas afiladas de los personajes “malvados”. ¿Por qué desde nuestra infancia sentimos especial atracción por las formas redondeadas?
Todas las personas nos hemos gestado en el vientre materno. Este espacio, el primero para cualquier persona, tiene forma esférica. Al nacer, entramos en contacto con el cuerpo de la madre y estaremos especialmente vinculados al pecho, órgano nutricio y de formas redondeadas. Así, el primer mundo conocido por un bebé tiene forma circular, y es esta forma en la que nos gestamos y la que nos alimenta.
Ya en la Prehistoria, las construcciones megalíticas como la de Stonehenge, tenían formas circulares; en China, el símbolo de la armonía perfecta era el Ying y el Yang; y los aborígenes australianos pintaban en la tierra fértil grandes círculos con sus lanzas para conservar la vida en la Naturaleza.
El nombre en sánscrito que reciben todos estos círculos es MANDALA.
Los Mandalas originariamente tenían un significado espiritual, puesto que representan un diagrama místico. Así, el círculo simboliza el cosmos y la eternidad, la figura que no tiene principio ni fin, la rueda eterna.
Este concepto surge en Oriente en el seno del budismo y el hinduismo y llega a Occidente en el S. XX, a través del Psicólogo Carl Jung. Es una figura de centrado, una manera de entrar en contacto con nosotros mismos, con nuestro centro.
Las personas, como si de un círculo se tratara, estamos compuestas de una compleja estructura física, mental, emocional y trascendental que no puede separarse, es un “todo” que para que se desarrolle de manera adecuada debe estar equilibrado, “centrado”.
De ahí que cada vez más, en grandes corporaciones, hospitales y entidades que apuestan por reinventarse, se dediquen unos minutos de la jornada laboral a la práctica de la meditación.
Los mandalas son una herramienta de meditación activa. Al crearlos, nos volvemos seres creativos y creadores, desarrollamos las capacidades de abstracción y visualización e incluimos el aspecto del color, que tan vinculado está con nuestras emociones. Así, a través de ellos, somos capaces de expresar determinados estados de ánimo y sentimientos, que nos pueden ayudar a resolver procesos interiores en los que nos encontramos.
Sólo cuando las personas aprendemos a unir todos los aspectos de quienes somos y las empresas reconocen el potencial humano que las componen, somos capaces de crear una nueva realidad.
 
Escrito por Gloria González diplomada en Empresariales, licenciada en Economía y Máster en Acción Solidaria Internacional de Europa, ejerciendo profesionalmente como coordinadora de proyectos educativos.