EQUILIBRIO ENTRE BELLEZA Y UTILIDAD

DEFINICIÓN DE FORMA Y FUNCIÓN

Aunque lo ideal sería que en cualquier diseño se dieran de manera equilibrada estos dos factores, lo cierto es que uno puede predominar más que el otro.

Una estética o forma inadecuada puede hacer no deseable un diseño y producir rechazo social. También puede ocurrir al contrario, que un diseño sea más atractivo desde el punto de vista estético que desde el funcional y por ello, resulte más deseable para un determinado público interesado más en las apariencias que en la usabilidad.

Cualquier diseño tiene dos componentes esenciales que le caracterizan: forma y función.

La forma es la apariencia externa y visible de las cosas y objetos que les define y diferencia. El aspecto físico y estético de un objeto es la manera más inmediata de transmisión y comunicación social.

La función es la utilidad práctica para la que está concebido un objeto, su finalidad principal. Se debería expresar mediante una forma adecuada, teniendo en cuenta que el buen funcionamiento de un diseño lo hace rentable y beneficioso.

TIPOS DE DISEÑO ATENDIENDO A SU FORMA Y FUNCIÓN

El diseño actual suele concebir la forma de un objeto vinculada a su función y por tanto, dependerá del uso o utilidad que vaya a tener.

En cualquier caso, a continuación se analizan tres tipos de diseño atendiendo a criterios formales y/o funcionales.

DISEÑO FORMAL

Tendencia de diseño en la que el placer visual de la forma, las connotaciones simbólicas asociadas y la estética del producto predominan sobre la dimensión práctica. Algunos de los aspectos/atributos a tener en cuenta para analizar la forma de un diseño son los siguientes:

Análisis denotativo de la forma:

Aspecto exterior: figura, color, textura.

Configuración: dimensiones, proporciones, disposición de los elementos.

Análisis connotativo de la forma:

Estética: estilo, belleza/atractivo, ornamentación.

Aspectos simbólicos: ideológicos, espirituales, sociales, psicológicos, vinculación a las tendencias imperantes, etc.

DISEÑO FUNCIONAL

Tendencia de diseño en la que los aspectos relacionados con la función prevalecen sobre los formales. Algunos aspectos/atributos a tener en cuenta para analizar la función de un diseño en cuanto a la adecuación del funcionamiento a la finalidad son:

Ergonomía, manejo, peligrosidad.

Calidad: fiabilidad, resistencia, durabilidad.

Construcción: materiales, estructura, ensamblaje.

Datos técnicos: medidas, peso, normalización.

DISEÑOS EN LOS QUE LA FORMA Y LA FUNCIÓN TIENEN LA MISMA IMPORTANCIA

Tendencia de diseño que considera que ambos aspectos se tienen que plantear y estudiar conjuntamente. Desde este punto de vista, un objeto es bello porque satisface una necesidad y porque presenta una forma que comunica su función y es visualmente atractiva para complacer al consumidor.

EJEMPLOS DEL DISEÑO FORMAL

Como ejemplo de diseño formalista podemos citar la tendencia de diseño denominada Styling, término inglés que significa estilo. Comenzó a finales en la segunda década del siglo XX, se prolongó hasta los años cincuenta y fue en EEUU donde más se desarrolló. Una de las pautas de esta tendencia era conseguir una apariencia atractiva del producto para seducir al consumidor. Permitió a los americanos activar el mercado para sobreponerse primero a la caída de la bolsa en 1929 y la posterior depresión y después a la Segunda Guerra Mundial. Para conseguir su objetivo optó por una apariencia orgánica, curvilínea y aeródinámica, fuertes campañas publicitarias para crear necesidades en el consumidor y la obsolescencia programada.

Una de las consecuencias que esta tendencia de diseño tuvo fue generar un consumo excesivo. Este hecho a su vez ocasionó una generación de desechos incontrolados ya que los productos eran reemplazados no solo porque dejaban de funcionar en poco tiempo sino porque su apariencia se pasaba de moda rápidamente. Lo anteriormente expuesto, junto con la ausencia de planes de reciclaje, es una de las razones que nos ha llevado a la situación de contaminación actual del planeta.

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Entre los diseñadores más representantes de Styling podemos destacar el polifacético Raymond Loewy que pasó a la historia por el título de su libro autobiográfico: “Lo feo no vende”. Diseñó logotipos que se hicieron famosos como Lucky Strike o Shell, frigoríficos, locomotoras, envases, coches, autobuses e incluso naves espaciales. Hoy es considerado uno de los padres del diseño industrial.

Otra tendencia de diseño que puso especial énfasis en la forma fue la desarrollada por el Grupo Memphis, fundado a principio de los años 80, para impulsar lo que se llamó el Diseño Radical.

El diseñador Ettore Sottsass abandonó el grupo italiano Estudio Alchimia porque quería llegar más lejos en cuanto a cuestiones creativas. Reunió en su casa a varios diseñadores y barajaron la posibilidad de dar un enfoque distinto al diseño del momento y formar un grupo al que llamarían Memphis. Su intención era crear polémica con sus objetos y criticar abiertamente lo que se consideraba «buen diseño». A esta nueva visión se la denominó “Antidiseño”.

Sus productos alcanzaron mucha fama y causaron muchas críticas y polémicas en la sociedad de entonces. Crearon gran expectación a nivel internacional en el mundo del diseño realizando exposiciones en numerosos países. La primera exposición del grupo Memphis se organizó en Milán en 1981. Se trataba de una muestra de muebles y accesorios no orientados a las exigencias de la producción en serie, ni a cuestiones ergonómicas, sino a necesidades expresivas. Diseñaron muebles individuales y creativos, piezas únicas que se fabricaban en series limitadas, casi artesanalmente, orientadas a un alto sector adquisitivo. La línea de separación entre el arte y el diseño desaparecía, de manera que sus productos se exponían en galerías como si fuesen obras de arte. El lema “la forma sigue a la función” fue reemplazado por “la forma sigue a la diversión”. En 1988 Sottsass decidió disolver el grupo cuando el movimiento empezó a perder relevancia.

DISEÑO FORMAL Y ARQUITECTURA

A partir de los años setenta, el diseño formal en arquitectura, también llamado Formalismo, tuvo arquitectos precursores dentro del Movimiento Posmoderno. Entre ellos se encontraba el estadounidense Philip Johnson, que sostenía que la funcionalidad no era prioritaria. Si la arquitectura del movimiento moderno estaba basada en la ortogonalidad y en la ausencia de ornamento, los arquitectos posmodernistas decidieron proyectar sus edificios con apariencias caóticas, creativas, irregulares, sorprendentes, con superficies curvas variables y formas libres que daban a los proyectos una apariencia escultórica.

A finales de los años ochenta surgió el Deconstructivismo que siguió dando relevancia a las formas de los edificios. Esta corriente arquitectónica opta por el eclecticismo y por jugar libremente con las infinitas posibilidades de las formas y los volúmenes. Aboga por construir con una mentalidad creativa a nivel formal, que no significa que no se tenga en cuenta la funcionalidad, sino que la relegan a un segundo plano. La tendencia ganó relevancia tras la exposición organizada en el MOMA en 1988 titulada “Arquitectura Deconstructivista”, organizada por Philip Johnson y Mark Wigley.

Los programas de CAD, las aplicaciones digitales de simulación tridimensional, los nuevos materiales, el interés por la eficiencia y la sostenibilidad medioambiental han colaborado al desarrollo de la arquitectura deconstructiva. Estos edificios, destinados en gran parte a proyectos culturales, son complejos de proyectar y construir y por ello, en muchas ocasiones, se ejecutan y financian con dinero público. Algunos de los máximos representantes del deconstructivismo son Peter Eisenman, Frank Ghery, Rem Koolhaas, Zaha Hadid y Daniel Libeskind.

EJEMPLOS DE DISEÑO FUNCIONAL

Los criterios funcionalistas surgieron a principios del siglo XX y afectaron entre otros campos al diseño de producto y a la arquitectura. El funcionalismo se estableció en Alemania, primero en la escuela de diseño Bauhaus y después en la de Ulm.

La Bauhaus, que se desarrolló de 1919 a 1933, estaba orientada a la creación de productos que tuvieran un alto grado de funcionalidad. Los proyectos que se generaban en la escuela cumplían las exigencias de la producción industrial, eran asequibles y respondían a las necesidades de la sociedad de la época.

Tras la Segunda Guerra Mundial, Alemania emprendió la reconstrucción económica desarrollando la educación y la producción industrial. En 1955 se fundó la Hochschule für Gestaltung, Escuela de Diseño de Ulm. Dirigida inicialmente por Max Bill, pretendía continuar con el legado de la Bauhaus. Cuando en 1956 Tomás Maldonado asumió la dirección, se incorporaron nuevas disciplinas científicas y técnicas al plan de estudios como ergonomía, física, psicología, semiótica, sociología, teoría de la ciencia o biónica en el programa de estudios. La tradición del racionalismo alemán tomó gran relevancia y se emplearon métodos matemáticos para así demostrar su carácter científico. El enfoque del diseño se orientó a satisfacer necesidades sociales con un alto grado de funcionalidad. A partir de 1955 la escuela comenzó a colaborar con la empresa Braum y los profesores Otl Aicher y Hans Gugelot, apadrinaron al joven Dieter Rams.  A consecuencia de su trabajo, los productos Braun adquirieron una imagen homogénea, basada en la simplicidad geométrica y un enfoque netamente funcionalista en el proceso de diseño.

DISEÑO FUNCIONAL Y ARQUITECTURA

Con respecto a la arquitectura, a principio del siglo XX, se desarrolló el movimiento funcionalista, también llamado Estilo Internacional. Esta tendencia puso en práctica la doctrina del arquitecto Louis Sullivan que dictaba que “la forma sigue a la función”, considerando que utilizar formas ornamentadas obstaculizaba la función de la arquitectura. Algunos de los arquitectos funcionalistas más relevantes fueron Gropius, Le Corbusier y Mies van der Rohe.

Walter Gropius construyó con criterios funcionalistas el edificio de la Bauhaus de Dessau entre 1925 y 1926. Su idea era crear una escuela que ofreciese proyectos prácticos que aportaran soluciones racionales y viables, desde el punto de vista económico y productivo, a los problemas de la vivienda y del urbanismo en las nuevas ciudades. Para cumplir con la funcionalidad requerida el edificio constaba de los espacios de la propia Bauhaus, una escuela municipal de formación profesional, viviendas para el director, los profesores y los estudiantes, estudios, un salón de actos y una cafetería. Gropius separó cada función con volúmenes prismáticos individuales y entradas independientes.

No hay concesiones decorativas que distraigan de la pureza de líneas y el diseño práctico. Las paredes son lisas dejando a la vista el material de construcción. El color predominante, en el exterior y en el interior, es el gris del hormigón, que a lo sumo se pinta de blanco. Inspirándose en el gusto neoplasticista por combinar espacios cuadrados y rectangulares se alternan en el edificio formas verticales y horizontales. Los soportes verticales conviven con azoteas horizontales en vez de tejados y las ventanas son apaisadas. Se abandona el concepto de fachada principal y todas las vistas del edificio tienen la misma importancia. El acero y del hormigón armado son a la vez elementos sustentantes y sostenidos que permiten al edificio librarse de muros, compartimentaciones y soportes interiores innecesarios.

En 1930 Mies van der Rohe, uno de los arquitectos que más claramente representa el estilo funcionalista, asumió la dirección de la Bauhaus. El Pabellón nacional de Alemania para la Exposición Internacional de Barcelona de 1929 le hizo famoso. El edificio puede visitarse actualmente en esa ciudad. Pese a su extrema simplicidad compositiva, que básicamente está basada en un salón, se convirtió en un referente de esta nueva arquitectura.

Otro gran representante de la arquitectura funcionalista fue Le Corbusier. En 1926 publicó “Los cinco puntos de la nueva arquitectura”, donde sistematizó los principios básicos que aplicó en Villa Saboye, una vivienda unifamiliar construida en 1929 a las afueras de París. Estos son los cinco principios:

  • Pilotes, soportes cilíndricos utilizados como elementos de sostén, que elevan la vivienda principal del suelo dejando libre el piso inferior para el garaje.
  • Planta libre para colocar los tabiques con independencia de los pilares y poder hacer la distribución al gusto del cliente.
  • Fachada libre para abrir huecos sin las limitaciones de los muros de carga.
  • Ventanas corridas para llevar la luz a todos los rincones.
  • Cubierta-jardín, diseñada plana y con plantas para disfrutar desde la azotea de las vistas y de una naturaleza domesticada.

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