Arte Casellas. Berthe Morrisot. Gloria GonzalezMucho se ha escrito sobre el Impresionismo, especialmente en el ámbito de la pintura y más concretamente, en lo que respecta a autores franceses. Aludiendo a artistas impresionistas, sería fácil citar a Monet, Manet o Renoir. Ahora bien, ¿este grupo estaba formado sólo por hombres? Como era de esperar, no.
De hecho, hubo un grupo de mujeres que destacó en este movimiento artístico, consideradas las “damas del Impresionismo”. Mujeres como Eva Gonzalès, Marie Bracquemond, Mary Cassatt y quien fue la primera mujer en pertenecer al Círculo Impresionista, Berthe Morisot.


Berthe nació en 1841 en Bourges en el seno de una familia de clase media-alta, perteneciente a la burguesía francesa. Su abuelo fue el pintor rococó Fragonard y su hermana Edma compartía su deseo de formarse en técnicas de dibujo y pintura (afición que Edma abandonó al casarse, como mandaba la tradición). A los veinte años conoció a Corot y comenzó a pintar al aire libre captando la fugacidad de la luz, fue musa de Manet (a quien conoció cuando ella era copista en el Louvre) y, en 1874 se casaría con su hermano menor, Eugéne Manet con quien tuvo una hija, Julie, modelo de gran parte de sus obras.
En 1864, con tan sólo veinticinco años, expuso por primera vez en el Salón de París (donde participaría todos los años salvo en una ocasión), y fue la primera mujer en exponer con el grupo impresionista en 1874, con su obra “La cuna”.
Morisot fue una mujer culta, independiente y rebelde, caracteres necesarios para sobrevivir en una época en la que las mujeres tenían vetado el ingreso en las escuelas oficiales de arte, así como la formación en dibujo de desnudo natural (huelga decir que no ocurría del mismo modo con los varones). Ella supo retratar las escenas cotidianas de su vida bajo el enfoque impresionista, lo que constituyó un legado de más de ochocientas obras, donde reflejó las tendencias de la época en cuanto a costumbres sociales, moda y lo que posteriormente constituiría el interiorismo (aspectos muy bien reflejados en “El espejo de vestir”, donde se retrata a una joven vistiéndose frente al espejo, en una sala amueblada al estilo del momento).
A nivel técnico, Berthe Morisot revolucionó la pintura por el uso del blanco, la combinación de distintos tonos de color, influida por las teorías de Michel-Eugène Chevreul (que publicó su tratado y círculo cromático en 1839) y por la fluidez de sus pinceladas. A nivel social, integró la tríada esposa, madre y artista, siendo toda una osadía para los cánones de la época, en los que la mujer encarnaba el “Home sweet home” victoriano.
Rompiendo con lo establecido, ella se rodeó de poetas, artistas e intelectuales como Corot, Manet, Degas, Pisarro, Renoir, Mallarmé y Paul Valéry, quien decía de Berthe que “vivía su pintura y pintaba su vida”.
Falleció en 1895 en París, dos años después que su marido, siendo su hija Julie, a partir de ese momento, la encargada de difundir su obra, en gran medida recopilada hoy en el Museo Marmottan Monet de París.
 
Escrito por Gloria González diplomada en Empresariales, licenciada en Economía y Máster en Acción Solidaria Internacional de Europa, ejerciendo profesionalmente como coordinadora de proyectos educativos.
http://youtu.be/sw_ctJ7lvD4