Entre los años 1850 y 1860 Chicago era una de las ciudades más prósperas de Estados Unidos. En 1871 un incendio la arrasó en gran parte y su reconstrucción suposo el empleo de materiales que no volvieran a sucumbir con el fuego. Se empezaron a emplear el ladrillo y la piedra y esto dio como resultado un encarecimiento del suelo en la zona más céntrica de la ciudad, que se llenó de edificios comerciales y administrativos.

Como había que conseguir sacarle el máximo partido al suelo se empezaron a construir edificios cada vez más altos. Estas construcciones tenían una estructura de acero que permitía que las paredes no fueran elementos sustentadores. Las fachadas al principio estuvieron revestidas de ladrillos, piedra o materiales cerámicos. Pero finalmente estos edificios, cada vez más altos, se revistieron de los llamados muros de cortina de cristal hechos de planchas de vidrio. Los primeros rascacielos, que albergaron oficinas y viviendas, fueron posibles debido a que desde 1854 Elisha Graves Otis había inventado el ascensor.
El primer rascacielos fue el Home Insurance Company Building de diez plantas que fue proyectado por el ingeniero y arquitecto de Chicago en 1885 William Le Baron Jenney. La tecnología necesaria para levantar estos grandes edificios requería que las habilidades y conocimentos de arquitectos e ingenieron se unieran. Normalmente el elemento constante en la planta era el hueco del ascensor, colocado en el medio de la misma, que permitía dejar diáfanos los interiores ya que el peso del edificio descansaba en el armazón de acero.
Otros arquitectos que destacan dentro de esta escuela son:
– Henry Hobson Richardson autor del Marshal Fields Store.
– Burnham and Roots autores del Rokery Building, el Reliance Building y el Monadnock Building.
– L. Henry Sullivan autor de los almacenes Carson y del auditorio de Chicago.