En general, el diseño integral tiene por objeto crear proyectos que mejoren las condiciones de vida del ser humano en su totalidad. Normalmente cuando se habla de diseño se tiende a pensar en la creación de productos relacionados con la comunicación gráfica, el diseño de espacios, de objetos y la gestión de la imagen. Sin embargo, diseñar de forma integral va más allá de la mera productividad objetual y debe afectar a procesos, tareas y a la formación humanística del propio diseñador. André Ricard (2010) opina al respecto:
«Es el tiempo en el que hay que marcar distancias con esa imagen y mostrar el potencial creativo que el diseño posee en temas de más trascendencia ambiental-social. Los mismos criterios que se emplean para llevar a cabo cualquier proyecto relacionado con la creación de productos se pueden emplear para la mejora personal de los seres humanos. Toda persona es un diseñador o diseñadora porque todos somos creativos y generadores de proyectos. Un buen diseñador debe aplicar los mismos criterios de mejora continua que emplea en la creación de sus productos a la mejora de sí mismo como persona y por esto, es muy importante que en las escuelas se forme a todos los alumnos como diseñadores de sí mismos y de su entorno».
Referencias:
– Ricard A., Medio siglo de diseño, periódoco La Vanguardia, martes 27 de abril de 2010
[…] El diseño integral del ser humano consiste en la búsqueda de nuestro propio camino, sacando partido a todo lo que llevamos dentro y descubriendo qué podemos aportar a este mundo antes de irnos para que sea mejor de lo que lo encontramos. […]