Según la Mitología, el amor entre Orfeo y Eurídice es una melodía sin fin. Un canto a la confianza, entonado con paso firme al atravesar el Averno, sabedores de que tras él se avistarán los Campos Elíseos, Paraíso griego donde resurge la luz.
París, ciudad de la luz que en 1885 vio nacer a Delaunay, artista preocupado por mostrar el movimiento y los sonidos sin el uso de palabras ni acordes, solamente a través del color. A lo largo de su trayectoria creadora pintó diferentes series sobre la Torre Eiffel, Saint Séverin, las Ventanas y las Formas Circulares, entre otras.
De nuevo los círculos para expresar el movimiento, la danza y la abstracción pura, simple mancha de color como proyección a otro estado. Asimismo, el autor realiza una fantástica contraposición con el Puntillismo, técnica dominada por autores como Signac y Seurat, consistente en pequeños puntos que unidos componen un todo, por oposición a estos grandes círculos de Delaunay que, superpuestos, crean el todo.
Este interés por la abstracción y la unión de la luz con la música a través del color, dio lugar a un movimiento llamado por el matrimonio Delaunay “Simultaneísmo” y rebautizado como “Orfismo” por Apollinaire, artista nacido en Roma en 1880 y fallecido en París en 1918, especialmente conocido por sus Caligramas, como el de la fotografía que ilustra este texto, a través de los cuales nació la poesía visual, recurso que permitía fusionar el verso con la imagen, del mismo modo que Delaunay unió la luz con el sonido. Diferentes maneras de integrar varios elementos en una única composición: luz, sonido, color, poesía, ritmo, rima, formas, abstracción, detalle, movimiento y… mitología, porque con el nombre de Orfismo Apollinaire transmitió la similitud establecida por Delaunay entre el comportamiento de la música y la luz, ambas carentes de materia y transmisoras de la misma energía circular capaz de regir el Universo.
Escrito por Gloria González diplomada en Empresariales, licenciada en Economía y Máster en Acción Solidaria Internacional de Europa, ejerciendo profesionalmente como coordinadora de proyectos educativos.
Bonito articulo, lo del puntillismo lo recuerdo de cuando te lo enseñan en el cole… eso sí, lo de los grandes circulos me ha llamado mucho la atención.
¡¡Felices Fiestas!!