Arte Casellas. Gloria Gonzalez. Camille ClaudelC.C., dos círculos incompletos, o las iniciales de Camille Claudel, célebre personaje del París de finales del siglo XIX y principios del XX, conocida por ser la amante, alumna o musa de Rodin (según la fuente),  por ser la hermana del diplomático y poeta Paul Claudel, por la enferma internada durante treinta años en el sanatorio mental de Montdeverges, o por la señorita burguesa que decidió rebelarse contra su madre y dedicarse a tallar la piedra.
En estas líneas se honra a la ESCULTORA. Camille fue una mujer que supo enfrentarse a la sociedad de su época y dedicarse a una profesión relegada casi en exclusividad al género masculino. Esto, junto con el hecho de enamorarse de un maestro escultor, le hizo estar siempre en lo más oscuro de la sombra, rayando incluso lo irreverente, sometiéndose al juicio de los demás en calidad de numerosos atributos y ninguno de ellos precisamente como creadora.


Pero basta con contemplar sus obras para ver a la artista que era Camille. Basta con prestar atención a “La Valse” para sentir el movimiento que desprenden los dos cuerpos danzando a un mismo compás, como llevados por el viento, como si el ritmo saliese de sus pechos en lugar de sus pies. Dos cuerpos, una sola danza, un solo alma. Quizás esta escultura sea el reflejo de la liviandad de su corazón en un momento en el que Camille se sentía amada y amante, en el que el arte y la creación eran elementos de esa pasión descontrolada que formaba parte de sí.
Por oposición, otra de sus grandes composiciones “L’Âge Mûr”, hoy en el museo D’Orsay, esculpida tras su ruptura emocional y profesional con Rodin, muestra una alegoría al tiempo, a las edades del ser humano, a la tragedia, al drama y a la súplica por el amor perdido… Una oda a la pérdida, tal vez de lo que nunca llegó a ser, o tal vez de una parte de ella a la que estaba dejando perder para siempre.
Diseñadora del bronce y la piedra, creadora de vida y destructora de sus propias creaciones, Camille Claudel sufrió la lacra de la incomprensión por ser artista y por ser mujer. Quizás la locura por la que fue encerrada no fuera locura sino deseos de libertad. Deseos de ser una mujer libre, artista, amante y señora de su vida, una vida que se tornó soledad y delirio por una sociedad que no supo darle el lugar que se merecía.
Escrito por Gloria González diplomada en Empresariales, licenciada en Economía y Máster en Acción Solidaria Internacional de Europa, ejerciendo profesionalmente como coordinadora de proyectos educativos.
NOTA: Si queréis saber más sobre Camille Claudel podéis ver la película titulada «La pasión de Camille Claudel» del Director Bruno Nuytten.